Biotecnología argentina: quimosina vegetal
La Quimosina vegetal es una novedad obtenida por el laboratorio INDEAR, vinculado con la empresa Bioceres, cuyos principales accionistas son un grupo de productores agropecuarios. Esta última se asoció con la empresa cordobesa Porta Hermanos con el fin de construir una planta industrial e iniciar la producción en escala.
Porta Hermanos y
Bioceres son miembros de la Cámara Argentina de Biotecnología. Actualmente, componen un core business muy particular y único en el mundo con la producción e
industrialización de enzimas a partir de semillas de cártamo.
La quimosina vegetal Porta
Hermanos es el primer caso concreto de molecular
farming en el país, con
capacidad de desarrollar insumos y productos industriales desde plantas
transformadas con biotecnología.
Las MiniDest son otro ejemplo de este tipo de innovación
agroindustrial:
Bioceres y Porta Hermanos construyeron
en Córdoba la planta de procesamiento que, con unas 2000 hectáreas del cultivo
que se dedicará a sintetizar la quimosina a partir del cártamo modificado. La
siembra, realizada en diferentes provincias para asegurarse la producción ante
un evento climático desfavorable, puede abastecer toda la capacidad instalada
anual de la planta industrial.
La quimosina vegetal Porta
Hermanos funciona gracias a ingeniería genética donde se la incorpora a la
semilla de cártamo. Luego, los productores siembran y cosechan esta semilla y,
por último, se extrae la enzima del grano.
“Finalmente, lo que logramos es
una producción más eficiente y estable” afirma José Porta, presidente de Porta
Hnos.
En el mercado argentino, el precio de venta de la quimosina sería de
unos 10 millones de dólares por año. A nivel global, es un negocio de 500
millones de dólares anuales.