La quimosina y su función en la producción alimenticia
Hasta hace unos años, la
quimosina que se utilizaba era extraída del estómago de terneros lactantes y de
origen cadavérico. Sin
embargo, con la aparición de la enfermedad de la “vaca loca”, se aceleró la
búsqueda de sustitutos de otro origen.
En este entonces, empezó a ganar mercado la quimosina obtenida a través
de la fermentación de distintos microorganismos modificados genéticamente para
que “expresaran” (término científico-tecnológico) las proteínas de la
quimosina.
La leche está compuesta por carbohidratos (lactosa), lípidos
(triacilglicéridos) y proteínas (caseína). La caseína es la base proteica que
permite la coagulación de la leche; a su vez está compuesta por alfa, beta y
kappa que en la leche forman submicelas, constituyendo así micelas de caseína.
Biotecnología
de alimentos o molecular farming
La tecnología SPC cuenta con
ventajas suficientes para ser garantía entre la biotecnología y el mercado. Entre ellas, podemos mencionar:
●
Bajo costo de producción.
●
Producto
final de precio competitivo y de alta calidad.
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Menor
riesgo de exposición a patógenos animales/humanos.
●
Ahorro significativo de energía.
●
Uso de
materia prima renovable en la etapa de producción.
Según INDEAR, esta tecnología
trasluce una significativa mejora de energía para el proceso industrial. La
enzima en los granos de cártamo es de un kilo de quimosina por una tonelada de
cártamo. La quimosina representa el 90%
de los ingresos, mientras el 10% restante son los subproductos: fibra,
cuerpos grasos y proteínas. O sea, 999 kilos de subproductos por una tonelada
de cártamo.
La mayor parte de los quesos que se consume en Argentina están
elaborados con quimosina de bacterias recombinantes (modificadas
genéticamente). Por eso, la producción
de quimosina vegetal en Argentina es a escala industrial.
La materia prima para la obtención de la enzima son plantas de cártamo
transgénico diseñadas por INDEAR. Se
trata de una innovación mundial de elaboración de un insumo alimentario por
medio del uso de plantas como biorreactores (molecular farming).
A futuro, se espera
elaborar enzimas transformadoras de celulosa en glucosa para elaborar bioetanol
de “segunda generación” a partir de biomasa.